Antonio Tapia y Ureta

Logros profesionales:

Farmacéutico que con 18 años fue miliciano nacional, alistándose en la villa de Durango (Vizcaya) el 15 de octubre de 1822. Prestó servicio hasta que se disolvió mucha Milicia a consecuencia del Real Decreto de 1 de octubre de 1823, y fue dado de baja, retomando así sus estudios. Se graduó de Bachiller en Filosofía en 1827 en el Real Colegio de San Fernando de Madrid, más tarde, en 1829 de Bachiller en Farmacia y, al año siguiente, el 7 de enero de 1830, recibió el grado de Licenciado en dicha Facultad. Por último, en 1844 recibió el título de Doctor en Farmacia.
Terminada su carrera en 1830, fue nombrado ayudante provisional de Farmacia con destino a los hospitales de los Ejércitos de Operaciones. Continuó prestando servicio en diferentes destinos, estando al frente de laboratorios y farmacias de hospitales. Recibió el empleo de subinspector de primera, por antigüedad, el 27 de octubre de 1864, estando destinado en el Laboratorio de Medicina de Málaga.
Se le concedió el retiro definitivo para Madrid, a los 60 años, el 3 de septiembre de 1866.
Fue secretario interino de la Inspección de Farmacia en 1845, se establecieron bajo su dirección varias farmacias, estableciendo la del Hospital de Coléricos en Madrid y en Torrelaguna, fue varias veces vocal, y también presidente, del tribunal de oposiciones para el ingreso en el Cuerpo.
Se le concedieron diferentes condecoraciones gracias a los servicios prestados, como la Cruz de Caballero de Isabel la Católica o la Cruz del Comendador de Isabel la Católica, entre otras.
Perteneció como colegial de número al Real Colegio de Farmacéuticos de Madrid.

Escribió:
«Aridio, Papaverina, Lobelina, Arnicina, Coneína, etc.», en: Biblioteca Médico-Castrense Española, III. 1851. p. 255.

Bibliografía:

Roldán-Guerrero R. Diccionario biográfico y bibliográfico de autores farmacéuticos españoles. Madrid: Imp. del P.H.O.E., 1975. Vol 4. pp. 564-566.