Los trasplantes de órganos constituyen uno de los más relevantes logros terapéuticos del siglo XX. En 1954 se realizó con éxito el primer trasplante de órgano sólido (TOS) entre dos gemelos genéticamente idénticos, por lo que no hubo necesidad de tratamiento inmunomodulador. A principios de la década de 1980 se produjo otro gran hito con la introducción de la ciclosporina, que aumentó notablemente las tasas de supervivencia de los órganos trasplantados.
Desde entonces, y especialmente en los últimos 20 años, el arsenal inmunosupresor ha crecido significativamente con la introducción de nuevos fármacos, como tacrolimus, micofenolato de mofetilo o sirolimus y everolimus, y anticuerpos monoclonales, como basiliximab. Esto se ha traducido en mejoras notables de la supervivencia de los pacientes: por ejemplo, se estima que actualmente cada trasplante renal, el tipo mayoritario, supone una supervivencia media de más de 19 años para el paciente, estando vivos más allá de los 10 años postrasplante entre el 72-80 % de los receptores.
Pese a las mejoras en los tratamientos, aún existen importantes retos. Por un lado, la elevada morbimortalidad asociada al tratamiento inmunosupresor de por vida, manifestada a nivel cardiovascular, con infecciones oportunistas y la aparición de tumores, entre otros problemas de salud. Por otro, la aparición de rechazo inmunitario, que en muchos casos provoca la pérdida del injerto por exceso de inmunidad frente a tejidos extraños. Además, la falta de adherencia a la farmacoterapia inmunosupresora, descrita en el 22-54 % de los pacientes con TOS, se traduce en mayores tasas de rechazo del órgano injertado y menores probabilidades de supervivencia a largo plazo de los pacientes.
En ese contexto, el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF) y la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) se han unido para impulsar el proyecto JunTOS, una iniciativa dirigida a mejorar el uso seguro y efectivo de los medicamentos en pacientes trasplantados. El punto de partida es que, tras un TOS, los pacientes se enfrentan a una nueva situación vital en la que deben recibir tratamiento crónico y seguir hábitos de vida saludables, por lo que es fundamental que tengan conocimientos adecuados al respecto.
El objetivo con el que nace este proyecto es el de favorecer la coordinación de todos los profesionales farmacéuticos –especialmente entre los ámbitos hospitalario y comunitario– que van a participar en la asistencia al paciente trasplantado, para promover el óptimo empleo de los medicamentos en la etapa postrasplante (los inmunosupresores y otros que puedan requerir) y mejorar su estado de salud. La educación sanitaria se iniciará cuando el paciente está ingresado (farmacia hospitalaria) y se mantendrá al alta hospitalaria de forma prolongada (farmacia comunitaria).
Para optimizar la actuación profesional, se ha elaborado una guía formativa para profesionales farmacéuticos, y para contribuir a la educación sanitaria, una infografía dirigida a paciente con los aspectos más relevantes en torno al trasplante de órgano sólido.
Dentro del proyecto JunTOS se ha diseñado la realización de un estudio piloto de investigación titulado “Atención farmacéutica al paciente trasplantado de órgano sólido mediante una ruta asistencial definida entre los servicios de farmacia hospitalaria y farmacia comunitaria: ruta JunTOS”.
Se trata de un estudio observacional con medicamentos, multicéntrico, longitudinal y de seguimiento prospectivo, que se realizará en Cantabria, Islas Baleares y la provincia de Santa Cruz de Tenerife.
Conseguir una mejora en la adherencia de los participantes a su tratamiento inmunosupresor.
• Determinar la influencia del tiempo transcurrido desde el trasplante en la adherencia al tratamiento inmunosupresor.
• Valorar el impacto del programa en:
– El grado de conocimiento de los medicamentos por los pacientes.
– La calidad de vida de los pacientes.
– Los resultados de salud de los pacientes.
• Determinar el grado de satisfacción de los pacientes y los profesionales con la ruta asistencial y el modelo colaborativo.
La investigadora principal del estudio es la farmacéutica hospitalaria Ana Sangrador Rasero, del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (Cantabria), y como investigadores colaboradores participan Gemma Arrufat, del Hospital Universitario Son Espases (I. Baleares); Inmaculada Plasencia, del Hospital Nuestra Señora de la Candelaria (Sta. Cruz Tenerife, I. Canarias) así como los farmacéuticos comunitarios participantes de Cantabria, Baleares y Santa Cruz de Tenerife.
Para la realización del estudio piloto de investigación se captarán pacientes trasplantados de órgano sólido (hígado, corazón, pulmón, intestino, páncreas o riñón) que estén en seguimiento en consultas externas de los hospitales y en las farmacias comunitarias participantes, tanto en la etapa peritrasplante como en el postrasplante, con
prescripción de cualquier fármaco inmunosupresor indicado en la prevención del rechazo.
Se estima la participación de un total de 316 pacientes en dos cohortes.
• Cohorte 1: 79 pacientes recién trasplantados.
• Cohorte 2: 237 pacientes trasplantados hace 18 meses o más.
Se va a usarla herramienta informática Nodofarma Asistencial para prestar el Servicio de Adherencia Terapéutica y medir y registrar el grado de adherencia de los pacientes a su tratamiento inmunosupresor, el grado de conocimiento de la medicación, la calidad de vida y la influencia en los resultados en salud de la intervención realizada.
El reclutamiento de pacientes ha comenzado en julio de 2024 y se prolongará durante 12 meses. Asimismo, el periodo de seguimiento se estima en un mínimo de 18 meses por cada nuevo paciente enrolado en el estudio de investigación, con lo que el final del estudio piloto se calcula para diciembre de 2026 y su posterior publicación de resultados.
No obstante, se realizará un análisis intermedio de los resultados del estudio a mitad del periodo de reclutamiento, entre los meses de enero y febrero de 2025.