La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como “el estado de bienestar en el que la persona realiza sus capacidades y es capaz de hacer frente al estrés normal de la vida, de trabajar de forma productiva y de contribuir a su comunidad”. Así, según esta definición, la salud mental supone la base tanto para el bienestar individual como para el funcionamiento eficaz de una comunidad.
Según el último informe anual del Sistema Nacional de Salud (2022), más de un tercio de la población en nuestro país padece algún problema de salud mental, superando el 50% a partir de los 75 años y siguiendo una tendencia creciente en los últimos años.
La variedad de problemas de salud mental es muy amplia, caracterizándose todos ellos por la combinación de pensamientos, emociones, comportamientos y relaciones anómalas con otros individuos. Entre ellos destacan los trastornos del neurodesarrollo, trastornos neurocognitivos como el Deterioro Cognitivo leve o asociados al Alzheimer, el espectro de la esquizofrenia y trastornos de bipolaridad, ansiedad o depresión.
La detección de síntomas y signos indicativos es esencial para el diagnóstico precoz por parte del médico de referencia, constatándose que la aportación a pacientes de información en relación con la salud mental conlleva mayores tasas de detección.
El farmacéutico comunitario, por su accesibilidad y cercanía a la población, puede identificar los signos y síntomas que presentan los trastornos de salud mental, interpretar esas señales y derivar correctamente, además de informar al paciente sobre estos trastornos luchando contra el estigma silente de la salud mental.
Los objetivos de esta campaña son, entre otros:
Para alcanzar los objetivos anteriores el proyecto tendrá diferentes ejes: detección de síntomas y signos indicativos de patología mental, autocuidado y adherencia del paciente ya diagnosticado y la lucha antiestigma desde la farmacia comunitaria.