El asma es una enfermedad inflamatoria crónica e intermitente caracterizada por la inflamación y obstrucción reversible (total o parcialmente) de las vías respiratorias e hiperreactividad de estas, ante diferentes estímulos.
La prevalencia del asma ha aumentado, en todo el mundo, en más de un 12,6%. En España, afecta, aproximadamente, al 10 % de los niños y al 5 % de los adultos. Sigue siendo una causa importante de morbimortalidad a pesar de los avances en el manejo y la existencia de tratamientos efectivos, lo que conlleva una importante carga social y económica, tanto por el uso de servicios sanitarios como por la repercusión en la vida activa de los pacientes.
El problema es que frecuentemente el paciente asmático no es consciente de la falta de control de su enfermedad pese a utilizar de forma inadecuada los fármacos, algunos de especial complejidad, presentar síntomas como despertar nocturno, tos, pitidos, opresión en el pecho, dificultad para respirar y exacerbaciones. Es por todo ello que parece necesario analizar esta falta de control de la enfermedad y proponer todo aquello que vaya encaminado a conseguir, entre otros, la ausencia de exacerbaciones, la no necesidad de utilizar GCO, la reducción de las visitas a los servicios de urgencias e ingresos hospitalarios, la prevención de una pérdida exagerada de función pulmonar o el uso de una farmacoterapia óptima con mínimos o nulos efectos adversos.
El farmacéutico comunitario, por su accesibilidad y la habitual frecuentación por parte de la persona con asma, se encuentra en una posición idónea para identificar el mal control de la patología, especialmente un uso excesivo de SABA y GCO o detectar una baja adhesión al tratamiento, identificando situaciones de riesgo. Así mismo, puede informar al paciente de forma personalizada sobre el tratamiento, ofrecer educación sanitaria, hacer un seguimiento al paciente en tratamiento e identificar a personas aún sin diagnosticar cuando acuden a la farmacia buscando ayuda con síntomas compatibles con el asma.
La coordinación y colaboración interdisciplinar es esencial, especialmente, para una derivación consensuada del paciente a la consulta de Atención Primaria, en base a criterios acordados y el conocimiento de la práctica clínica. Existe evidencia científica suficiente para afirmar que un modelo de atención sanitaria integral y multidisciplinar de manejo de los pacientes con asma, en Atención Primaria, puede contribuir a eliminar las ineficiencias, disminuir la variabilidad existente en la práctica clínica no justificada por la variabilidad en la gravedad del asma y mejorar la experiencia del paciente.