El farmacéutico, desde su mostrador, es el receptor idóneo para todas las dudas del paciente de todas las edades y condiciones sobre cómo, cuándo y para qué tomar su tratamiento. Esto incluye el consejo sobre si se debe tomar en ayunas o con alimento y si hay o no algún alimento con el que sea conveniente tomarlo o evitarlo por su influencia en la eficacia del tratamiento.
Si el paciente es una futura madre, el farmacéutico promueve los hábitos alimentarios saludables imprescindibles durante el embarazo y resuelve las dudas sobre la necesaria suplementación de los micronutrientes involucrados en el desarrollo fetal.
Si el paciente está en edad pediátrica, el farmacéutico resuelve dudas sobre lactancia materna, sobre las fórmulas más adecuadas de lactancia artificial, la interpretación de percentiles de crecimiento infantil, las dudas sobre la introducción de los alimentos sólidos y sobre el manejo apropiado de la selectividad alimentaria en edad infantil.
Si el paciente es un deportista, el farmacéutico resuelve las dudas sobre la suplementación más adecuada en caso de necesidad de ella con el rigor científico que lo caracteriza.
Si el paciente es una persona de edad avanzada, el farmacéutico aconseja sobre las opciones de alimentos y bebidas adecuados en casos de problemas de deglución, enfatiza la importancia de la dieta rica en los nutrientes esenciales y valora la suplementación si fuese necesaria.
En general, el farmacéutico es un cuidador nato de la alimentación de la población en todas las etapas de la vida porque una buena alimentación es la clave de la vida saludable de nuestros pacientes.
Carmen del Campo
Vocal Nacional de Alimentación