La contaminación, la degradación de los hábitats, los efectos del cambio climático y el uso excesivo de los recursos de agua dulce están ejerciendo sobre los lagos, ríos, aguas costeras y aguas subterráneas de Europa una presión nunca antes vista.

Según el informe de la Agencia Europea del Medio Ambiente (EEA) “El estado del agua en Europa 2024: la necesidad de mejorar la resiliencia hídrica”, Europa no está en vías de cumplir sus objetivos de mejora de la salud de las aguas con arreglo a las normas de la Unión Europea.

Una mejor gestión del agua es clave para mejorar la resiliencia hídrica, aliviar la presión sobre el agua y garantizar que los ciudadanos, la naturaleza y la industria dispongan de suficiente agua de buena calidad. 

La agricultura es la presión más importante que afecta tanto a las aguas superficiales como a las subterráneas, según el informe de la EEA, esto se debe al uso del agua y a la contaminación provocada por el uso intensivo de nutrientes y plaguicidas, según el propio seguimiento de los Estados miembros.

La agricultura es, con diferencia, el mayor consumidor neto de agua y, si no se modifican las prácticas, es probable que la demanda de agricultura aumente con el cambio climático.

El informe muestra que, a pesar de algunos avances, las aguas y los ecosistemas acuáticos de Europa siguen estando gravemente afectados por los productos químicos, principalmente por la contaminación atmosférica procedente de la generación de energía a partir del carbón y la contaminación difusa por nutrientes y plaguicidas procedentes de la agricultura. 

Sólo el 37 % de las masas de agua superficial alcanzaron un estado ecológico "bueno" o "alto", una medida de la salud de los ecosistemas acuáticos, en virtud de la Directiva Marco del Agua de la UE, y solo el 29 % alcanzó un estado químico "bueno" durante el período 2015-2021, según los datos comunicados por los Estados miembros de la UE.