Madrid, 17 de octubre de 2019.- Cada 19 de octubre, por iniciativa de la Organización Mundial de la Salud, se celebra el Día Internacional contra el Cáncer de Mama, con el objetivo de poner el foco de atención y concienciar a la población sobre una enfermedad que se estima sufrirán durante su vida 1 de cada 8 mujeres. De ahí la necesidad de seguir insistiendo en la importancia tanto de los controles médicos como del acceso a medios de diagnóstico y tratamientos eficaces.
Y es que estamos ante un problema de salud de creciente importancia. Es el tipo de tumor más frecuente en el sexo de femenino: 1 de cada 4 es cáncer de mama. Solo en España durante 2019 se estima que se diagnosticarán 32.500 nuevos casos.
Precisamente, a la hora de combatir esta dolencia es fundamental el momento en que se diagnostica el cáncer de mama. Si se hace cuando se encuentra en el estadio I, el índice de supervivencia supera el 98% a los 5 años desde el diagnóstico. Si a ello sumamos que la edad es un factor de riesgo determinante, alcanzando el mayor número de casos entre los 50 y 60 años, es fundamental establecer estrategias de cribado que faciliten ese diagnóstico precoz.
El farmaceutico, clave en la prevención y tratamiento de la enfermedad
Todos los farmacéuticos, desde las distintas modalidades de ejercicio profesional, pueden contribuir al adecuado asesoramiento y asistencia sanitaria a los afectados por el cáncer de mama. Y de todos ellos, por su mayor cercanía con la población, el farmacéutico comunitario cobra especial relevancia en la prevención y detección precoz. Desde la farmacia comunitaria se pueden promover hábitos de vida saludable, así como motivar a las mujeres a que sean proactivas en la detección de un posible caso de cáncer de mama, tanto mediante el autoexamen como recurriendo periódicamente a las pruebas del ámbito sanitario, insistiendo en la recomendación de realizarse mamografías periódicas a partir de los 40 años.
Otro campo donde el farmacéutico tiene mucho que aportar, ya sea desde la farmacia comunitaria o desde el ámbito hospitalario, es en el seguimiento de los tratamientos farmacoterapéuticos. Y es que uno de los factores que más compromete la eficacia y posibilidades de éxito del tratamiento seleccionado por el oncólogo es la falta de adherencia por parte del paciente. En este sentido, hay que recordar que más de la mitad de los medicamentos autorizados en España frente al cáncer de mama se dispensan y usan en entornos hospitalarios, donde acuden los pacientes con un estado general más deteriorado.
Por tanto, ya sea desde la farmacia comunitaria u hospitalaria, ante un paciente con cáncer de mama, el farmacéutico debe apostar por una decidida promoción de la adherencia al tratamiento prescrito. Una de las estrategias es fomentar y fortalecer la confianza de los pacientes en los fármacos administrados, insistiendo en que esa falta de adherencia será causa de una peor calidad de vida junto a una mayor probabilidad de complicaciones de la enfermedad.
Hay investigaciones que avalan el positivo resultado de la labor asistencial del farmacéutico. En el ámbito hospitalario, un estudio realizado en Japón y publicado en 2018 confirma que la intervención del farmacéutico contribuye a aumentar hasta siete veces el tiempo hasta el fracaso terapéutico de un determinado tratamiento, pasando de 34 a 224 días.
Y si hablamos de la farmacia comunitaria, un estudio realizado en España en 2010 sobre una campaña para la correcta realización del autoexamen mamario tuvo como resultado que el 97,6% de las encuestadas valorara positivamente la información realizada y 8 de cada 10 realizó el autoexamen mamario.
En conclusión, una mayor participación del farmacéutico siempre tiene resultados positivos tanto en la prevención, como en la detección y tratamiento del cáncer de mama.
Punto farmacológico 137
El Consejo General de Farmacéutico quiere participar activamente en la celebración del Día Internacional contra el Cáncer de Mama, publicando un Punto Farmacológico –el número 137– que constituye una profunda revisión acerca del estado actual de la epidemiología y el conocimiento de los factores de riesgo y pronóstico, centrando el foco en la prevención. Un documento donde se pone especial énfasis al papel que puede desempeñar el farmacéutico tanto en el ámbito de la educación sanitaria de la población como en su labor asistencial a las pacientes afectadas por esta enfermedad.