En estos momentos, ya son más de 9.000 las farmacias comunitarias que están implicadas en la iniciativa Mascarilla-19. Se trata de una acción impulsada por los Colegios Oficiales de Farmacéuticos de Canarias en colaboración con el Gobierno de Canarias, desde donde se ha ido extendiendo a otras Comunidades Autónomas y puntos de España como País Vasco, Andalucía, Navarra, Cantabria, Ceuta o Melilla, entre otras. Además, hay otros Colegios Oficiales de Farmacéuticos que ya están estudiando cómo implantar esta campaña. Pero Mascarilla 19 también ha saltado fronteras. Iniciativas similares ya se están desarrollando en Francia y Noruega; mientras que Italia, Bélgica, Chile o Argentina también han mostrado interés.
El objetivo es que las mujeres que se encuentren en una situación de riesgo o de peligro para su integridad física, psicológica y/o sexual, tanto en su entorno familiar más cercano como en la calle, puedan acercarse a la farmacia y solicitar una “Mascarilla 19”. Si bien, hay diferentes protocolos de actuación, la mecánica es muy parecida en todos, y pasa por que el personal farmacéutico realice una llamada para alertar de la situación a los servicios de emergencia –habitualmente al 112- , que a partir de ahí indicarán los pasos a seguir y la información que requieren, garantizando en todo momento la máxima discreción y confidencialidad. En la mayoría de los casos, esta iniciativa está acompañada de carteles informativos en las propias farmacias y de otras acciones de comunicación para conseguir su máxima difusión.
Consciente de que, durante el Estado de Alarma y en su condición de recurso sanitario esencial, la farmacia constituye el punto más cercano en el que una víctima puede solicitar ayuda, el Consejo General de Farmacéuticos se ha dirigido a la Delegada del Gobierno contra la Violencia de Genero para proponer el desarrollo de una iniciativa similar de ámbito nacional. Se trataría de aprovechar al máximo el potencial de la red de 22.102 farmacias en la lucha contra esta lacra social, sobre todo en un momento como el actual, en que las medidas de confinamiento pueden agravar los compartimentos violentos de los maltratadores.
La función social de la farmacia
En este sentido, Jesús Aguilar, presidente del Consejo General de Colegios Farmacéuticos, señala que “el irreversible compromiso social de la Organización Farmacéutica Colegial y de toda la profesión nos lleva a impulsar iniciativas como esta. Llevamos años colaborando en esta lucha, y desde 2018 somos parte del Pacto de Estado contra la Violencia de Genero. Sin embargo, en esta situación de emergencia hemos querido dar un paso más, y ofrecer a la Administración una respuesta rápida y eficaz a nivel nacional para aquellas víctimas que su única oportunidad para poner fin a esta situación sea acercarse a la farmacia más próxima”.
La función social de la farmacia constituye un ámbito en el que el farmacéutico, más allá de su condición de profesional sanitario y agente de salud, tiene mucho que aportar al bienestar de los ciudadanos. Esa es una de las razones por las que la estrategia corporativa que el Consejo General de Farmacéuticos presentó el pasado año, Somos Farmacéuticos, ha hecho de Somos Sociales -junto a Somos Asistenciales y Somos Digitales- una de las tres señas de identidad por las que quiere que se reconozca la profesión. En concreto, entre esas acciones de carácter social, destacan la lucha contra los bulos en materia sanitaria, numerosas actuaciones para cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030 de Naciones Unidas y, por supuesto, el irreversible compromiso de apoyar y estar junto a las víctimas de la violencia de género.