En los últimos años dos relevantes entidades norteamericanas –la Sociedad Americana de Oncología Médica (ASCO) y el Foro Nacional de Calidad (NQF)– han desarrollado una escala de medida (NQF 0210) de la calidad en la asistencia a pacientes con cáncer con el objetivo de minimizar la administración de terapia sistémica al final de la vida, en los últimos 14 días. Dicha escala se ha criticado por valorar solo la asistencia que reciben los pacientes fallecidos e ignorar la población más amplia de pacientes que puede beneficiarse.
En un contexto actual en que se ha probado que el inicio de tratamientos de inmunoterapia en la fase final de la vida se está generalizando2, un trabajo desarrollado por autores estadounidenses y publicado hace pocos meses ha puesto en entredicho esta práctica, apuntando a la necesidad de que los oncólogos valoren en cada caso individual la conveniencia de ofrecer terapia sistémica adicional a pacientes con enfermedad muy avanzada, pudiéndose enfocar, en cambio, en mejorar la comunicación sobre el pronóstico, para que los pacientes y sus familias puedan tomar decisiones bien informadas.
Con el objetivo de evaluar la supervivencia global, se ha desarrollado un estudio de cohortes poblacional retrospectivo usando una base de datos electrónica (Flatiron Health) que identificó un total de 78 446 pacientes adultos con estadio IV de tumores de mama, de colon-recto, de pulmón no microcítico, de páncreas, de células renales o urotelial, quienes habían sido tratados en 144 centros sanitarios entre 2015 y 2019. La edad media de los participantes incluidos fue de 67 años, aproximadamente la mitad de cada sexo (52 % mujeres), y con mayoría de tumores de pulmón (44 %) y colorrectal (20 %). Se observó que no había diferencias estadísticamente significativas en términos de supervivencia global entre los pacientes que recibían atención en centros sanitarios con una mayor puntuación en la escala NQF 0210, asociada a una mayor calidad asistencial, respecto a los tratados en centros con menores puntuaciones en dicha escala; se calcularon valores de razón de riesgo (hazard ratio) de muertes entre 0,74 para los carcinomas de células renales hasta 1,41 para los tumores uroteliales.
La conclusión fue que, en pacientes con ciertos tumores sólidos en estadios muy avanzados, el tratamiento sistémico adicional no mejora la supervivencia. Los esfuerzos futuros deberían centrarse en ayudar a los oncólogos a identificar cuándo la terapia adicional es inútil y al desarrollo de habilidades de comunicación sobre los objetivos del tratamiento, así como sobre recomendación de cuidados paliativos y otras medidas de apoyo al final de la vida, que sí han probado mejorar la calidad de vida y la supervivencia.