Las interacciones entre el hombre, los animales y el medio ambiente han sido constantes e imprescindibles a lo largo del tiempo. Sin embargo, no hace tanto que nos hemos hecho conscientes a nivel institucional de que la salud y el bienestar humano se encuentran indisociablemente vinculados con la salud y el bienestar animal, al mismo tiempo que todos ellos están relacionados con la factibilidad y el equilibrio de los sistemas ecológicos y socioeconómicos a nivel mundial.
Considerando la salud y, en concreto, la Salud Pública, como el bien común más preciado y el cual debe preservarse frente a cualquier tipo de amenaza sanitaria y, en línea con lo anterior, surgió hace aproximadamente dos décadas el concepto de Una sola salud, One Health en inglés. Este enfoque, amplio y ambicioso, representa una iniciativa colectiva a nivel nacional e internacional que integra esfuerzos tanto educacionales como legales, administrativos y políticos, entre otros, encaminados a lograr la salud óptima para el ser humano, los animales y el medio ambiente. En este proyecto multidisciplinar se incluye la colaboración y el aporte de conocimientos y recursos de numerosos profesionales, tanto sanitarios (como farmacéuticos, veterinarios, médicos o investigadores), como no sanitarios (economistas, expertos medioambientales, antropólogos, informáticos o ingenieros).
La estrategia One Health sienta sus bases en tres pilares fundamentales: el control de las zoonosis (definidas, por la Organización Mundial para la Salud, como aquellas enfermedades infecciosas que han pasado de un animal a humanos, ya sea por contacto, o a través de los alimentos de origen animal), la seguridad alimentaria y la lucha contra la resistencia a los antibióticos. De esta forma, se establecen programas actuales y futuros centrados en tres áreas de trabajo esenciales: investigación, educación y políticas sanitarias.
El enfoque One Health facilita el desarrollo de proyectos científicos de investigación y el intercambio de ideas y la colaboración de diferentes expertos. Simultáneamente, pone en marcha diversos estudios epidemiológicos, de análisis de riesgos y estrategias de prevención de enfermedades.
Dada la importancia de una adecuada formación y de la necesidad de alcanzar un alto grado de concienciación sobre salud global, se encuentra en desarrollo un plan de acción educativo, multidisciplinar, tanto para los profesionales asociados a estos campos como para la población general.
En cuanto a las políticas sanitarias, los organismos de salud y las administraciones públicas colaboran para la obtención de financiación para estas iniciativas. Al mismo tiempo, facilitan la comunicación de las partes implicadas e instauran diferentes normativas, leyes y estrategias sanitarias. En este sentido, destacan herramientas como el sistema mundial de alerta anticipada ante las principales enfermedades de los animales, el sistema mundial de información sobre las enfermedades animales, el Programa Amenazas Pandémicas Emergentes o el Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN).
Para estas líneas de trabajo del proyecto One Health es importante tener en cuenta los diferentes factores que influyen de manera negativa en la salud humana, animal y ambiental. Estos factores pueden dar lugar a un importante problema de salud Pública en el caso de derivar en la emergencia o reemergencia de determinadas enfermedades infecciosas y transmisibles. Entre estos factores, destacan, por su grado de influencia, la globalización, los cambios en los ecosistemas, el cambio climático, los fenómenos de adaptación de los patógenos y las resistencias a los antimicrobianos, las modificaciones en la producción agraria y los cambios demográficos.
Evitar la emergencia y reemergencia de enfermedades infecciosas, incluyendo las zoonosis, es fundamental en aras de preservar la Salud Pública. La relevancia de las enfermedades zoonóticas se pone de manifiesto en las últimas cifras: el 60 % de las enfermedades de origen infeccioso son zoonóticas, al igual que el 75 % de las emergentes y, de los 1415 patógenos humanos que se conocen hasta el momento, hasta 863 de ellos, lo que supone 6 de cada 10, aproximadamente, son compartidos con los animales.
Actualmente, se conocen y se han descrito más de 200 tipos diferentes de enfermedades zoonóticas. La resistencia a los antimicrobianos y, especialmente, a los antibióticos, constituye un factor que complica su control y prevención. Esta resistencia se ha incrementado de manera alarmante en los últimos años, estimándose que, a nivel mundial, es responsable de unas 700 000 muertes anuales.
Adicionalmente, el uso de antimicrobianos en los animales destinados a la alimentación humana supone que el riesgo de aparición de agentes patógenos zoonóticos y resistentes a los fármacos se incremente aún más. Por ello, este uso debe estar sumamente controlado, acogerse a la legislación establecida y limitarse únicamente a los casos necesarios.
En este aspecto, el enfoque One Health cuenta con una serie de iniciativas internacionales y colaborativas cuyo fin es fomentar un uso prudente de los antimicrobianos, evitar o disminuir la aparición de las resistencias a los mismos, establecer redes de vigilancia y medidas de contención, así como minimizar el impacto de todo ello sobre la salud y el bienestar humano, animal y medioambiental.
En cualquier caso, si bien han sido numerosos los avances logrados en Salud Pública, animal y ecológica gracias al impulso de la perspectiva One Health, aún queda mucho camino por recorrer para lograr un equilibrio global de todos los componentes implicados en esta compleja trama.