Un amplio estudio de casos y controles, con datos de más de 42.000 pacientes diagnosticados de cáncer, ha demostrado que el empleo a largo plazo de pioglitazona incrementa el riesgo global de cáncer en un 20%, y la combinación de insulina y sus análogos de acción intermedia-prolongada con los de acción rápida se asocia con un incremento del 22% del riesgo de cáncer. En cambio, ni el uso crónico de metformina (el fármaco más ampliamente empleado entre diabéticos tipo II), de glibenclamida, de acarbosa o de otros antidiabéticos no implica un mayor riesgo.
La diabetes es una de las enfermedades más prevalentes nivel global, con casi 350 millones de personas en todo el mundo que siguen algún tratamiento antidiabético. Además, su incidencia está en exponencial crecimiento (especialmente de tipo 2), y la Federación Internacional de Diabetes estima que el número de casos rondará los 590 millones para el año 2035. El amplio uso de los fármacos antidiabéticos ha aportado evidencias, en algunos casos contradictorias, sobre el riesgo de cáncer con su administración a largo plazo. Si bien la metformina se ha asociado con una menor incidencia de cáncer pancreático o colorrectal, parece que otros fármacos –como la insulina– podrían incrementar el riesgo de ciertos tipos de tumores, aunque no queda claro si ese riesgo se debe a la patología por sí misma. Existen, pues, incertidumbres sobre el riesgo de carcinogenicidad de los fármacos antidiabéticos cuando se emplean en tratamientos crónicos.
A este respecto, un reciente estudio de casos y controles ha pretendido evaluar el riesgo de la administración prolongada de insulina y otros fármacos antidiabéticos orales. Los autores emplearon datos incluidos durante 12 años en la Base de Datos de Investigación del Sistema Nacional de Salud de Taiwán para investigar tal asociación durante un periodo de 20 años. Se identificaron un total de 42.500 pacientes diagnosticados de cáncer y se calculó la exposición de cada paciente a fármacos antidiabéticos durante el período de estudio, emparejando, en base a edad, sexo y fecha, los pacientes con cáncer con sujetos sanos en una relación de 1:6. Se calculó la odds ratio (OR) o razón de riesgo ajustada mediante regresión de Cox, con ajuste por posibles factores de confusión (otros tratamientos y comorbilidades) que podrían influir en el riesgo de cáncer durante el período de estudio.
Los resultados evidencian que la pioglitazona (OR: 1,20; IC95% 1,05-1,38) y la insulina y sus análogos de acción intermedia-larga combinados con los de acción rápida (OR: 1,22; IC95% 1,05-1,43) se asocian con un riesgo significativamente incrementado de cáncer. Sin embargo, la metformina (OR: 1,00; IC95% 0,93-1,07), la glibenclamida (OR: 0,98; IC95% 0,92-1,05), la acarbosa (OR: 1,06; IC95% 0,96-1,16) y otros fármacos no se relacionaron con ningún incremento o disminución significativa del riesgo de cáncer. Además, se demostró que el riesgo de determinados tipos de cáncer entre los usuarios de fármacos antidiabéticos aumentaba significativamente, en comparación con los usuarios de otros tipos de fármacos, para el cáncer de páncreas (un 45%), el cáncer de hígado (un 32%) y el cáncer de pulmón (un 18%).
En conclusión, no hay evidencia de que los medicamentos antidiabéticos se asocien con una mayor incidencia o riesgo de cáncer, a excepción de la pioglitazona, la insulina y sus análogos para inyección de acción intermedia-prolongada cuando se combinan con los de acción rápida.