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Farmacia con arte

Las mariposas de Don Santiago

  • 5 diciembre 2023
  • María del Mar Sánchez Cobos
  • Tiempo de lectura 9 minutos

Una profunda emoción recorrió el espíritu del buscador de mariposas. Aquel ejemplar de irisados colores revoloteaba alegremente alrededor de una flor recién abierta. El chaval dudó ¿Cazarla o no? !Qué gran dilema! ¡Había tanta belleza en ese instante!

Al pequeño Santiago le gustaba corretear por los montes, observar los árboles y los pájaros. Amaba la naturaleza sobre todas las cosas y su pasión era dibujarla. Rocas reflejadas en los arroyos; juncos y nenúfares; florecillas silvestres y mariposas… Rebelde y travieso, niño testarudo y de inteligencia precoz, tuvo una relación conflictiva con su padre Justo Ramón, cirujano rural.

Rebelde y travieso, niño testarudo y de inteligencia precoz, tuvo una relación conflictiva con su padre Justo Ramón, cirujano rural.

Santiago Ramón y Cajal había nacido en un pueblito navarro enclavado en la provincia de Zaragoza llamado Petilla de Aragón. Pronto su familia partió de allí debido al trabajo del padre. Atrás quedaron el río, los frondosos bosques, la sierra, la Iglesia de San Millán Abad y las ermitas. Tuvo una infancia itinerante. Estudió bachillerato en Jaca y Huesca, y la licenciatura en Medicina en Zaragoza. La ilusión de su padre de que fuera médico se había hecho realidad. Juntos realizaban trabajos de anatomía y disección. La habilidad de Santiago para el dibujo era patente y conseguía plasmar con todo detalle cualquier parte del cuerpo. La fotografía fue su otra gran pasión, siendo pionero de la fotografía en color en España.

En Cuba, donde ejerció como médico militar, montó un pequeño laboratorio. Enfermo de paludismo regresó a Zaragoza. “Zaragoza es algo mío, muy íntimo, que llevo embebido en mi corazón y en mi espíritu y palpita en mi carácter y en mis actos”. Estas palabras del científico muestran su afecto a la ciudad donde conoció a su mujer, Silveria Fañanás y donde nacieron sus primeros hijos. Aquí también decidió graduarse para el doctorado, matriculándose por libre en las asignaturas requeridas. Para la asignatura de Química Analítica su instructor fue el ilustre farmacéutico don Ramón Ríos.

Para la asignatura de Química Analítica su instructor fue el ilustre farmacéutico don Ramón Ríos.

La farmacia Ríos fue toda una institución; poseía un novedoso laboratorio químico. Cuando en 1895 los hermanos Ríos se trasladan a la calle del Coso 43-45, lograron establecer un verdadero tesoro modernista enclavado en el centro de la capital maña.

Cabe pensar que el joven Santiago, enamorado del arte y la pintura, se hubiera encontrado muy a gusto en este establecimiento decorado con motivos vegetales de uso medicinal: hojas de laurel, adormidera y tilo. El emblema de la Medicina grabado en los cristales esmerilados; el áspid y la copa, símbolo de la Farmacia, en la parte superior de la estantería de nogal donde se ubicaba el botamen. En el techo, un conjunto de óleos embellecían la estancia, todos de carácter simbólico y relacionados con las ciencias farmacéuticas. Notables son, sin duda, los cuatro óleos triangulares donde se pueden leer los nombres de importantes farmacéuticos y botánicos: Francisco Loscos Bernal, José Pardo Sastrón, Agustín Yáñez y Antonio Sánchez Comendador.

En la rebotica se organizaban interesantes tertulias a las que acudía entre otros, Pedro Ramón y Cajal, hermano de Santiago. A Santiago le gustaba discutir sobre ciencia y arte. Durante su estancia en Valencia, donde había obtenido la cátedra de Anatomía Descriptiva y General en la Facultad de Medicina, frecuenta el “Gaster Club”, donde además de realizar excursiones se debatía sobre las novedades científicas procedentes de Europa. Durante esta época empieza a escribir relatos bajo el seudónimo “Dr. Bacteria”, en los que expresa sus emociones al ir descubriendo el mundo microscópico: “el hechizo de lo infinitamente pequeño”. Y en esta luminosa ciudad comienza su investigación histológica de la mano de su colega y amigo Luis Simarro.

El Dr. Simarro, figura fundamental de la neuropsiquiatría, fue quien le enseñó a Cajal las técnicas de coloración histológicas del italiano Golgi. Es un método que permite la formación de depósitos opacos intracelulares de cromato argéntico, producto de la reacción entre el nitrato de plata y el bicromato de potasio.

El bicromato de potasio tiene un color anaranjado intenso. En el magnífico cuadro que Sorolla pintó de Simarro, amigo y médico personal del pintor, titulado “Una investigación”, se observa en primer término, un frasco de este producto, y en el centro de la escena, el doctor enfundado en una bata blanca, trabajando en una preparación histológica rodeado de sus discípulos. El Dr. Cajal también fue retratado por Sorolla cuando ya estaba instalado en Madrid, adonde había llegado procedente de Barcelona, recién obtenida la cátedra de Histológica y Anatomía.

Durante su primer año en Barcelona, había publicado sus primeros trabajos de relevancia internacional, ratificando que las neuronas son la unidad básica del sistema nervioso y materializando que la estructura del sistema nervioso no era una red, sino un circuito de células que se comunican mediante pequeños “saltos al vacío», que después se denominó sinapsis. Al fin había encontrado “la sede del alma”: las neuronas. Y describió su emoción por hallar algo nuevo, “como el entomólogo a la caza de mariposas de vistosos colores, mi atención perseguía, en el vergel de la sustancia gris células de formas delicadas y elegantes, la misteriosa mariposa del alma, cuyo batir de alas quien sabe si esclarecerá algún día el secreto de la vida mental”.

Sus descubrimientos son la piedra angular de la neurobiología moderna. Ellos han propiciado desentrañar las bases moleculares de la comunicación neuronal y las funciones de los distintos neurotransmisores. Conocimiento que está permitiendo el diseño de nuevos medicamentos que puedan ayudar en la lucha contra las enfermedades neurológicas. Parece ser que el futuro de la neurociencia está en la computación y en las matemáticas.

Cajal era capaz de dibujar la morfología completa de cada neurona, así como numerosos diagramas de diferentes tipos de células nerviosas con una precisión excepcional. Sus trabajos son la base de lo que hoy día conocemos como Inteligencia Artificial.

Los pioneros de la IA, McCulloch y Pitt, propusieron un modelo de neuronas artificiales, que incluso serían capaces de aprender. Gran parte de los diseños de algoritmos y sistemas de IA actuales están basados en la biología. Hoy día aplica el método científico. La IA ha irrumpido en nuestra vida y está siendo utilizada en todos los campos.

En la Educación, especialmente por el sistema ChatGPT, asistente virtual especializado en diálogo, capaz de generar textos, contestar preguntas y resolver problemas, lo que conlleva una nueva forma de entender el sistema educativo; en la lucha contra el cambio climático para aprovechar mejor el uso de agua y los pesticidas. En el campo de la salud esta herramienta digital está empezando a dar sus frutos permitiendo el desarrollo de novedosos fármacos. Según Geoffrey Hinton, catedrático de Ciencias de la Computación en la Universidad de Toronto, en los próximos años las redes neuronales artificiales podrán predecir cánceres y examinar la retina de un diabético con una gran exactitud. Tecnología que también se puede aplicar en los Diagnósticos por la Imagen, especialmente en ecografías de mama y tiroides.

En el campo de la Farmacia, la IA permitirá brindar en las oficinas de farmacia asistencia personalizada al paciente; recopilar y gestionar datos y mejorar la adherencia a los tratamientos. Los asistentes farmacéuticos basados en la IA son ya una realidad y permiten el control, el almacenamiento y dispensación optimizando la atención. Asimismo la IA ofrece grandes beneficios tanto a la Industria Farmacéutica como a los farmacéuticos que trabajan en el ámbito hospitalario.

Se adentró en la selva impenetrable de la corteza cerebral buscando las mariposas del alma, bella metáfora con la que denominó a las células piramidales, base indiscutible del pensamiento!

Aunque por mucho que los ordenadores estén instruidos para realizar trabajos cada vez más sofisticados, aún no llegan a igualar a las capacidades del cerebro humano. Todavía hay mucho que conocer sobre este órgano tan complejo. Y como dice el prestigioso neurocientífico Rafael Yuste: el cerebro lleva millones de años preparando algoritmos biológicos y es posible que sean más complejos que la computadora más portentosa. Últimamente y gracias a las nuevas tecnologías, la neurociencia sigue descubriendo secretos del cerebro, como la capacidad de generar nuevas neuronas. Además se está realizando el primer «atlas» del mismo, que conllevará grandes avances en esta materia.

Cajal recibió el Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1906. Médico, investigador, docente, humanista, tertuliano, fotógrafo, escritor y artista. Comentaba que su botica espiritual era su biblioteca de 10.000 volúmenes y que todo hombre podía ser, si se lo proponía, escultor de su propio cerebro. Sus magníficos dibujos, formas arborescentes y morfológicas influyeron en los pintores surrealistas como Dalí, Miró o Kandinsky.

Ampliamente galardonado y admirado, su vida es todo un ejemplo, con una voluntad indomable que quiso cruzar los mares y explorar tierras desconocidas. Se adentró en la selva impenetrable de la corteza cerebral buscando las mariposas del alma, bella metáfora con la que denominó a las células piramidales, base indiscutible del pensamiento! ¡Y lo consiguió!

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