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Farmacia con arte

Arenas de colores

  • 7 abril 2025
  • María del Mar Sánchez Cobos
  • Tiempo de lectura 8 minutos

Aquel arcoíris se podía tocar. No era de luz. Pero poseía una inmensidad de colores que atravesaba el alma. ¿Es posible que la naturaleza nos ofrezca un prodigio semejante? Sí. Hay un paraje singular, una montaña mágica al sur de Perú. La montaña Vinicunca.

La montaña arcoíris, como la conocen los lugareños ostenta una gran variedad de tonalidades, producto de procesos geológicos acaecidos a través del tiempo. Los rosas, verdes, terrosos, blanquecinos, rojos y amarillos que tapizan sus laderas se deben a las composiciones mineralógicas que gozan cada una de las areniscas, arcillas o conglomerados de rocas, ricas en compuestos de hierro, manganeso, sulfurados, carbonato de calcio, etc. Afirman los geólogos que el hallazgo de esta montaña se debe al derretimiento de los glaciares que hasta hace poco la cubrían, a causa del cambio climático. También es responsable de que las arenas de los desiertos viajen hasta montañas tan altas como el Everest o los Alpes.

Los rosas, verdes, terrosos, blanquecinos, rojos y amarillos que tapizan sus laderas se deben a las composiciones mineralógicas que gozan cada una de las areniscas, arcillas o conglomerados de rocas, ricas en compuestos de hierro, manganeso, sulfurados, carbonato de calcio, etc.»

A las arenas les gusta viajar. Avanzan como olas, unas veces lentas, y otras a gran velocidad. Crean nuevos parajes: de pinos semienterrados, pequeños arbustos espinosos, manzanillas o lirios de mar; territorios en los que viven pequeños invertebrados y aves de paso. Las dunas bailan con el viento, caminan dejando vistas preciosistas que los artistas tratan de captar antes de que se transformen; los pintores orientalistas: Delacroix, Fortuny o Ingres las amaron; colinas ondulantes fueron para Mondrian; ensoñaciones poéticas que embargan a los fotógrafos.

Impresionantes son las dunas pintadas por la naturaleza, como las del Parque Nacional Volcánico Lassen en California. Están formadas por campos de piedra pómez multicolores, provenientes de la oxidación de ceniza volcánica. Sabemos que según el tipo de roca de la que procede, la apariencia de la arena varía. De la fina y blanca surgida de los arrecifes de coral, hasta la más común, de sílice, en forma de cuarzo.

El cuarzo es el mineral más abundante en la corteza terrestre. El uso de productos del reino mineral en terapéutica viene de antiguo. Recordemos los lapidarios, –tratados donde se analizan las piedras y sus usos, tanto en su vertiente medicinal como alquímica– siendo los más célebres el «Lapidario» de Alfonso X el Sabio, o el del boticario zaragozano Gaspar de Morales. Así como los de procedencia árabe.

El uso de productos del reino mineral en terapéutica viene de antiguo. Recordemos los lapidarios, –tratados donde se analizan las piedras y sus usos, tanto en su vertiente medicinal como alquímica– siendo los más célebres el «Lapidario» de Alfonso X el Sabio, o el del boticario zaragozano Gaspar de Morales»

Es famosa la colección de minerales que los eminentes boticarios del siglo XVIII, José Hortega y su sobrino Casimiro Gómez Ortega poseían y que posiblemente habían heredado de boticarios anteriores.

Los minerales utilizados en la industria farmacéutica son: sales solubles, insolubles no silicatados y filosilicatos. Se emplean como antiácidos, protectores solares, antisépticos, cosméticos, suplementos nutricionales, en contrastes o como excipientes y coadyuvantes.

Vemos como los minerales han ido fraguando la historia de la humanidad: Edad del Cobre, Edad del Bronce, Edad del Hierro…, y ahora parece que hemos entrado en la Edad de las Tierras Raras. Aunque ni son tierras, ni son raras. Son 17 elementos químicos (escandio, itrio y los quince lantánidos) que se encuentran en la naturaleza normalmente en forma de óxidos, a los que antiguamente en química se denominaban «tierras». De ahí su nombre. Aunque no son tan escasas, sí son vitales para nuestro futuro debido a sus múltiples aplicaciones: coches eléctricos, paneles solares, drones, pantallas de televisión, teléfonos móviles, y la producción de dispositivos médicos avanzados. Así el itrio se emplea en odontología y medicina; el cerio como antiemético o antiinflamatorio; el iterbio en escáneres cerebrales; el terbio en los aparatos de los rayos X; el cerio fue el primero de los lantánidos que se descubrió.

Vemos como los minerales han ido fraguando la historia de la humanidad y ahora parece que hemos entrado en la Edad de las Tierras Raras. Aunque ni son tierras, ni son raras. Son 17 elementos químicos (escandio, itrio y los quince lantánidos) que se encuentran en la naturaleza normalmente en forma de óxidos, a los que antiguamente en química se denominaban “tierras”.

La antigua ciudad sueca de Kalmar vio nacer al descubridor del lantano, erbio y terbio: Carl G. Mosander. Se graduó en Farmacia en 1817, aunque posteriormente estudió medicina en el Instituto Karolisnka en Estocolmo. Aquí enseñó química y farmacia el gran Berzelius, quien allá en sus años mozos trabajó en una modesta farmacia – tal como afirma el académico José Casares Gil en su disertación sobre «Berzelius y su tiempo». En 1807 descubrió el cerio, identificando posteriormente el selenio y el torio.

En esta lista de descubridores no podemos olvidar a otro químico sueco: Karl W. Scheel. También se colocó a los 14 años de aprendiz de boticario en Gotemburgo. Allí se formó y experimentó con todas las sustancias que había en la botica. Descubrió el oxigeno al que llamó «aire del fuego» e identificó el bario, el cloro y el molibdeno.

Estudiando la piedra preciosa esmeralda, el francés, Louis Nicolas Vaulequin (1763-1829), detectó el berilio. Había adquirido sus conocimientos de química como mozo de laboratorio en casa de un farmacéutico de Ruan, en varias farmacias en Paris, y en el laboratorio del duque de La Rochefoucauld. Alcanzó la fama al aislar el cromo. El descubrimiento del bromo también se lo debemos a otro farmacéutico francés: Antoine Balard, al destilar agua de mar tratada con cloro.

París ha dado grandes personalidades a la ciencia. Henri Moissan nacido en 1852, a los 19 años entró como interno en una farmacia para postularse al diploma de farmacéutico de segunda clase. A partir de ahí realizó una brillante carrera como químico, farmacéutico e investigador, que culminó con la obtención del Premio Nobel de Química de 1906 al conseguir aislar el flúor.

Montaña Vinicunca - Farmacia con arte

Como podemos observar la Química y las Ciencias Farmacéuticas siempre han ido de la mano. Si conocemos cuales fueron los procesos que originaron los distintos elementos, podremos entender parte de la materia ordinaria del universo. Los científicos siguen investigando la materia oscura, el nacimiento de las estrellas, las supernovas, los cataclismos cósmicos, así como y cuando se formaron los minerales terrestres. El más antiguo formado en la Tierra, el zircón, data de hace cerca de 4.400 millones de años. Asimismo se han encontrado incluso algunos más antiguos que el propio planeta que llegaron a través de meteoritos.

La carrera de la minería extraterrestre ha comenzado con exploraciones principalmente a la Luna y a Marte; por otra parte la minería en aguas profundas ha experimentado un incremento, lo que está provocando gran preocupación en las Organizaciones medioambientales. Uno de los yacimientos más importantes de minerales raros se encuentra en el fondo del Ártico.

Existe un pequeño número de especies minerales que destacan por su gran belleza. Diamante, esmeralda, zafiro, rubí…. son las piedras preciosas. Pueden tener una gran trasparencia, dureza o que la luz se refleje de una forma especial en ellas y suelen ser escasas. De ahí que los grandes poetas las hayan utilizado como metáforas. Gracias al magnífico trabajo de Ángel del Valle Nieto sobre la Farmacia en la poesía, podemos recordar que: Manuel Machado compara un instante con un fino «diamante»; duras flores de tierra pura, son los cristales para Unamuno; Moreno Villa siente que la esmeralda, el topacio y el profundo zafiro son almas misteriosas que agrada sondear.

Plata, oro, plomo, cobre o cobalto son los elementos químicos más cantados por los poetas: Vicente Alexandre «mira los cielos de plomo pesaroso»; Para Lorca «la luna está hecha de láminas de pan de oro blanco». Valle-Inclán imagina que el campo es amarillo de «cromo».

Plata, oro, plomo, cobre o cobalto son los elementos químicos más cantados por los poetas: Vicente Alexandre «mira los cielos de plomo pesaroso»; Para Lorca «la luna está hecha de láminas de pan de oro blanco». Valle-Inclán imagina que el campo es amarillo de «cromo».

Según las últimas evidencias, Marte tuvo playas de arena y suaves olas. Nuestras arenas antes fueron piedras, rocas metamórficas, volcánicas, cristales o albergues de seres vivos: caracolas, conchas o corales. Son los secretos de la Tierra, que a veces en su armónico desorden, produce paisajes milenarios y efectos pintorescos como las laderas multicolores de las montañas de Zhangye, en el Norte de China, trescientos kilómetros de arenisca, que gracias a una multitud de pigmentos minerales se asemejan a una inmensa paleta de pintor.

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