Las aftas bucales son un trastorno común, que a menudo es objeto de consulta en la oficina de farmacia. La lesión típica es una úlcera en la mucosa de la boca, localizándose normalmente en la superficie interna de mejillas, labios, suelo de la boca, paladar y lengua. Aparece como una erosión con bordes rojos e inflamados y zona central blanquecina o amarillenta. Las aftas son normalmente redondeadas u ovales, planas o en forma de cráter. Habitualmente tienen entre 3 y 5 milímetros de diámetro, y en ocasiones varias pueden formar otra mayor. Las aftas de tamaño superior a 10 milímetros suelen dejar cicatriz y tardan más en curar.
Las aftas son más frecuentes en las mujeres, en jóvenes y adultos y son raras después de los 50 años. En el 70% de los casos no es posible encontrar la causa de las aftas, aunque pueden estar implicados factores como el déficit de hierro, de vitaminas o ácido fólico; la alergia a alimentos, el estrés y los trastornos emocionales. También las aftas pueden ser la manifestación de una enfermedad subyacente o una reacción adversa a medicamentos. Los traumatismos repetidos sobre la mucosa de la boca provocados por dentaduras mal adaptadas, aparatos de ortodoncia o caries, pueden ocasionar aftas.
Se clasifican según su tamaño y forma. Las menores hasta 10 milímetros de diámetro y las mayores cuando sobrepasan los 10 milímetros. Las aftas pueden ser únicas o múltiples y esporádicas o recurrentes en el tiempo. Los pacientes de más de 50 años o menos de diez, los que tienen aftas mayores o recurrentes que no curan en 10 días deben remitirse al médico. También deben ser evaluados médicamente aquellos que presenten otros síntomas, otras enfermedades o estén en tratamiento. Hay que recomendar la visita al dentista a todos los pacientes con aftas que tengan caries, dentaduras postizas, aparatos de ortodoncia o problemas en la masticación.
El tratamiento de las aftas pretende aliviar el dolor, facilitar la curación y prevenir la aparición de nuevos brotes. Para ello, existen una serie de medidas higiénicas recomendables como evitar los alimentos calientes, los ácidos, las especias, los picantes, el alcohol y el tabaco. La limpieza suave de la mucosa mediante enjuagues con suero fisiológico también es útil. Los medicamentos sin receta indicados en el tratamiento de las aftas incluyen entre otros anestésicos locales, antisépticos, antinflamatorios y analgésicos. Al elegir el tratamiento se suele considerar en primer lugar si las aftas son únicas y accesibles, permitiendo la aplicación local de pastas protectoras; o inaccesibles, o múltiples, en cuyo caso normalmente se recurre a colutorios o pastillas para disolver en la boca.
No lo olvide: Pregunte siempre a su farmacéutico. Él le informará sobre éstas y otras cuestiones relacionadas. Y recuerde que la intervención farmacéutica supone una elevada garantía en el proceso global de adecuación, efectividad y seguridad de los tratamientos con medicamentos y seguridad de los tratamientos con medicamentos.