La astenia puede definirse como la sensación subjetiva de incapacidad para llevar a cabo los actos de la vida normal diaria. En ocasiones, se utilizan fatiga y debilidad como sinónimos de astenia, sin embargo tales términos implican conceptos diferentes. Así, la fatiga es la aparición precoz de cansancio una vez iniciada una actividad física habitual, mientras que la astenia es una sensación de cansancio previo. La debilidad, por su parte, supone la pérdida de fuerza en algún miembro o en toda la musculatura, que impide la finalización de una actividad cotidiana.
La astenia es un síntoma extremadamente frecuente entre la población general. Se estima que en España una tercera parte de los pacientes que acuden a consulta de Atención Primaria manifiestan astenia como uno de los síntomas que les inducen a solicitar atención médica. La astenia es más común en mujeres que en hombres y la mayor frecuencia se aprecia entre los 30 y 40 años de edad.
Existen dos categorías de astenia, la orgánica y la psicógena. Las causas posibles de astenia orgánica son muy numerosas, y pueden ser endocrinas, metabólicas, neuromusculares o infecciosas, entre otras. La astenia orgánica es menos frecuente que la psicógena, predomina en los varones y suele presentarse de forma aguda y con síntomas precisos. Normalmente dura menos de dos meses y evoluciona de forma continua, predominando los síntomas durante la tarde. El reposo físico suele proporcionar al paciente una ligera mejoría. Por su parte, la astenia psicógena suele estar asociada con trastornos depresivos, cuadros de ansiedad y estrés, entre otros. Es más típica de mujeres, presentándose de forma paulatina e imprecisa, con una evolución intermitente y una duración muy superior a la astenia orgánica. Los síntomas suelen ser más intensos por la mañana, sin que el reposo físico proporcione ninguna mejoría.
En la astenia pueden producirse varios tipos de alteraciones, que pueden aparecer aislada o conjuntamente y que son el resultado de la respuesta orgánica ante los factores patogénicos. Las alteraciones más habituales son pérdida de peso y alteración del estado de ánimo.
En general, los síntomas asténicos se corrigen con el tratamiento específico de la enfermedad de base, ya sea orgánica o psíquica. Es relativamente frecuente la utilización de algunas formulaciones con leve acción estimulante o antidepresiva y complejos vitamínicos. Como síntoma que es, su percepción y descripción por el paciente son totalmente subjetivas y, por ello, es muy difícilmente valorable. Por consiguiente, a persistencia de astenia durante períodos superiores a un par de semanas es motivo suficiente como para recomendar la consulta médica.
No lo olvide: Pregunte siempre a su farmacéutico. Él le informará sobre éstas y otras cuestiones relacionadas. Y recuerde que la intervención farmacéutica supone una elevada garantía en el proceso global de adecuación, efectividad y seguridad de los tratamientos con medicamentos.