Antes de comenzar un tratamiento es necesario que conozcamos las características básicos de los fármacos. Los medicamentos son sustancias con propiedades curativas que sirven para tratar o prevenir las enfermedades. Pueden actuar sobre la causa de la enfermedad, o bien sobre los síntomas como el dolor o la inflamación; y por último actúan también en la prevención de enfermedades, como en el caso de las vacunas. Los medicamentos pueden estar compuestos de uno o varios principios activos, que son los que ejercen el efecto curativo, y de otros ingredientes, llamados excipientes, necesarios para su elaboración y para facilitar su acción.

La forma farmacéutica es la manera en la que se presentan los medicamentos para que éstos puedan alcanzar la máxima eficacia cuando se administran. Cada forma farmacéutica tiene su vía de administración. Entre las más habituales están los comprimidos, las cápsulas y los jarabes, que se administran por vía oral. Las pomadas y cremas se aplican sobre la piel, y los colirios por vía oftálmica. Otro tipo de presentación de los fármacos son las ampollas inyectables que se administran a través de la piel y el músculo mediante inyección. También, encontramos formas como los supositorios que se administran por vía rectal y los óvulos por vía vaginal, entre otros.

Los comprimidos y las cápsulas se han de tragar acompañados de un vaso de agua, salvo que nos indiquen que hemos de mantener el comprimido bajo la lengua hasta que se disuelvan o que podemos masticarlo. No se debe vaciar el contenido de la cápsula, ni partir o triturar sin consultarlo con el farmacéutico.

Para aplicar los colirios o pomadas oftálmicas sobre el ojo hemos de bajar ligeramente con un dedo el párpado inferior y una vez administradas las gotas del colirio parpadear ligeramente; en el caso de las pomadas oftálmicas hemos de mantener el ojo cerrado durante un minuto. Estos preparados son estériles pero dejan de serlo una vez abiertos, por ello no se deben guardar cuando se acabe el tratamiento.

Siempre debemos tomar el número de comprimidos, cápsulas o cucharadas de jarabe que nos indique el médico para cada toma y hacerlo con la frecuencia prescrita durante todo el periodo indicado. Además, es necesario respetar la duración del tratamiento aunque desaparezcan los síntomas o nos sintamos mejor, pues corremos el riesgo de recaer y en este caso, un segundo tratamiento podría ser más peligroso, largo y costoso para nuestra salud. Durante el tratamiento debemos respetar las condiciones de conservación de los medicamentos normalmente en sitios frescos, secos y protegidos de la luz, salvo que se especifique otra cosa. Cuando finalice el tratamiento no debemos guardar los medicamentos ante el riesgo de utilizarlos mal o que caduquen. No tires los medicamentos a la basura, consulta a tu farmacéutico.

No lo olvide: Pregunte siempre a su farmacéutico. Él le informará sobre éstas y otras cuestiones relacionadas. Y recuerde que la intervención farmacéutica supone una elevada garantía en el proceso global de adecuación, efectividad y seguridad de los tratamientos con medicamentos.