La escoliosis es la curvatura lateral de la columna que va acompañada de rotación de vértebras y costillas. Esta patología se presenta en la infancia y puede evolucionar ligada al crecimiento y a la maduración sexual. La rotación vertebral se traduce clínicamente por la presencia de una inflamación ósea anormal en la columna. Esta gibosidad se detecta haciendo que el niño, de pie y erguido, se incline hacia adelante. El examen radiográfico es siempre necesario, pues a través de él se puede apreciar y cuantificar la rotación vertebral o el nivel de la escoliosis. La escoliosis afecta a un escaso porcentaje de la población, en torno a un 2%, y suele tener un origen familiar y hereditario.
Los primeros signos que pueden delatar una escoliosis son la presencia de cabeza y cuello inclinado, un hombro más elevado que otro, un omóplato más prominente, una cadera más elevada, o una extremidad inferior más corta. En cualquier caso debe investigarse el origen de la escoliosis, ya que tiene una importancia capital. Conocer la etiología permite adoptar las medidas terapéuticas adecuadas, que no son siempre las mismas; mientras que el desconocimiento del origen puede a veces acarrear graves consecuencias. El dolor no es un síntoma habitual en la escoliosis, por este motivo, cuando la escoliosis produce dolor en un niño o en un adolescente hay que sospechar la existencia de otro problema.
Es importante conocer si la escoliosis va a ser evolutiva o no. En principio no hay que dejar de vigilar las pequeñas curvaturas. Hay una serie de factores, como los familiares, que si se presentan permiten pensar que la escoliosis puede ser evolutiva y, por tanto, de mal pronóstico. Cuando el ángulo es pequeño hay que vigilar la escoliosis para prever una posible evolución. Cuando dicha evolución está comprobada se hace necesario el uso de un corsé asociado a un tratamiento a base de movimientos y ejercicio muscular. El tratamiento quirúrgico ha hecho enormes progresos y, salvo excepciones, el momento de la cirugía se sitúa en el límite del crecimiento. Pero la cirugía se reserva a las escoliosis cuya angulación es importante y a ciertas escoliosis de pequeña angulación, pero donde el mantenimiento del corsé se hace problemático.
Con frecuencia, no es necesario ningún tratamiento de la escoliosis porque la curvatura en la columna vertebral es tan insignificante, que no causa ningún problema. Su médico le hará chequeos regulares para comprobar que la curvatura no esté empeorando. Dependiendo de la importancia se valorará el tipo de tratamiento, en ocasiones un tratamiento de fisioterapia para fortalecer los músculos de su espalda, o un zapato mas alto en la pierna más corta, es suficiente.
No lo olvide: Pregunte siempre a su farmacéutico. Él le informará sobre éstas y otras cuestiones relacionadas. Y recuerde que la intervención farmacéutica supone una elevada garantía en el proceso global de adecuación, efectividad y seguridad de los tratamientos con medicamentos.