Cada verano aparecen problemas en la piel derivados de los mayores niveles de exposición al sol. A las típicas quemaduras hay que añadir la denominada alergia al sol. En realidad, las manchas, picores y pequeñas ampollas que se achacan a la alergia solar, son provocadas por reacciones fotosensibles bastantes sencillas de evitar.

La alergia al sol corresponde a diferentes procesos cuyas manifestaciones son variables y pueden aparecer de forma inmediata o tras un período más largo de exposición. Los casos en los que se diagnostica esta patología son escasos. En general, estas reacciones fotoalérgicas surgen en algunas personas cuando se exponen al sol después de haber tomado, por vía oral o haberse aplicado sobre la piel, alguna sustancia que al exponerse a la luz solar se convierten en alergénicas, y entre ellas algunos medicamentos. Además, las personas con la piel clara están más expuestas a sufrir este tipo de afecciones.

El tiempo que pasa desde la exposición al sol y la aparición de las lesiones cutáneas puede oscilar entre 6 y 24 horas. Entre los fármacos que más frecuentemente se asocian a esta patología se encuentran ciertos analgésicos, antiinflamatorios, y antihistamínicos de uso común. Pero no todos los pacientes que utilizan estos fármacos desarrollan necesariamente la enfermedad, sino sólo una minoría. También algunos cosméticos o productos contra el acné o perfumes pueden desencadenar estas reacciones. Al entrar en contacto con la piel o por las vías nasales existen también algunas plantas que provocan este tipo de alteraciones.

Se pueden apuntar una serie de consejos para reducir el riesgo de sufrir estas reacciones fotosensibles. En primer lugar hay que tomar el sol con precaución y de forma progresiva. Debemos utilizar siempre crema protectora no perfumada o con una proporción mínima de perfume y consultar al farmacéutico si los medicamentos que se están tomando pueden producir reacciones de fotosensibilidad. Tener precaución con la vegetación de la zona ya que pueden producirse reacciones por contacto. Si se toma el sol de forma aislada, con moderación y con la protección adecuada, la piel no corre ningún peligro.

En cuanto al tratamiento, es imprescindible acudir al médico especialista. Además, si ocurre una vez puede volver a repetirse, por lo que es necesario tomar precauciones cada año antes del verano. De no tratarse, las lesiones pueden prolongarse e incluso perpetuarse.

No lo olvide: Pregunte siempre a su farmacéutico. Él le informará sobre estas y otras cuestiones sobre la salud y los medicamentos.