El corazón es un músculo hueco y tabicado que gracias a una perfecta sincronización funcional se encarga de distribuir la sangre oxigenada hacia todos los tejidos del organismo, al tiempo que recibe de los mismos el retorno de la sangre ya utilizada. Complementariamente el corazón bombea esta sangre “no oxigenada” hacia los pulmones donde se “recarga” de oxígeno, regresando de nuevo al corazón para repetir de nuevo el ciclo.
La insuficiencia cardiaca es una enfermedad caracterizada por la incapacidad del corazón para realizar eficazmente la función que tiene encomendada, ya sea la de distribución de sangre oxigenada hacia todo el organismo, ya sea la de recepción de la sangre ya utilizada, o ambas.
Dependiendo del tipo y grado de la Insuficiencia Cardiaca, pueden aparecer, entre otros, una serie de signos y síntomas que son característicos. Uno de ellos es la disnea o dificultad para respirar, que puede variar desde situaciones ligeras en las que solamente se percibe al realizar determinados esfuerzos moderados, hasta grave, en la que la dificultad respiratoria se percibe hasta en reposo y más aún estando acostado. Otro síntoma es la cianosis o coloración amoratada de las uñas y regiones distales del organismo que refleja la dificultad de la circulación de la sangre a esos niveles. En la insuficiencia cardiaca también pueden aparecer edemas en los tobillos.
Otros síntomas típicos de la insuficiencia cardiaca son las alteraciones renales como consecuencia del déficit de filtración de sangre, la cardiomegalia o agrandamiento cardiaco, las taquicardias o el edema pulmonar.
La Insuficiencia Cardiaca es una enfermedad más propia del anciano, como consecuencia del “desgaste” del corazón por el paso de los años y la consiguiente pérdida de su capacidad de reserva. La hipertensión arterial de larga evolución, no tratada, se convierte también en un factor etiológico de primer orden en la aparición de la insuficiencia cardiaca.
Existen diferentes tipos de medicamentos que ayudan a controlar el avance de la Insuficiencia Cardiaca. Entre otros están los cardiotónicos, para reforzar y regularizar el latido cardiaco. Por otro lado se utilizan los vasodilatadores para disminuir la resistencia periférica que ejercen los vasos sanguíneos sobre el corazón y los diuréticos para disminuir el edema existente. Todos estos medicamentos necesitan ser administrados bajo prescripción médica y verificando la observancia y cumplimiento terapéutico adecuado. En cuanto al estilo de vida resulta útil moderar el ejercicio físico y limitar la ingesta de sal.
El farmacéutico se convierte en el gran aliado del paciente con insuficiencia cardiaca para establecer un adecuado control y seguimiento terapéutico. Él le orientará sobre las pautas posológicas, efectos secundarios de los fármacos e interacciones de los mismos, colaborando con el médico al tratamiento de la enfermedad.
No lo olvide: Pregunte siempre a su farmacéutico. Él le informará sobre éstas y otras cuestiones relacionadas. Y recuerde que la intervención farmacéutica supone una elevada garantía en el proceso global de adecuación, efectividad y seguridad de los tratamientos con medicamentos.