Se conoce como juanete a la deformidad del dedo gordo del pie que produce una prominencia lateral del hueso. Esta curvatura del dedo puede alcanzar distintos grados, desde leve hasta una importante desviación. En ocasiones, también se presenta dolor, inflamación, y, en casos extremos, infección local. Entre las causas que determinan su aparición los factores hereditarios son los más influyentes, aunque también pueden aparecer por reumatismos inflamatorios o asociados a otras enfermedades del pie. Las mujeres son más propensas a sufrir juanetes, hecho que se explica por la utilización de calzado estrecho y alto.
Los síntomas más habituales asociados a los juanetes son: presencia de callosidades y enrojecimiento en la base del dedo gordo, una protuberancia ósea en el mismo dedo, dolor en la articulación que empeora con la presión ejercida por el calzado y deformidad del dedo gordo que gira hacia los otros dedos. Cuando el juanete comienza a desarrollarse, se recomienda cuidar los pies y usar calzado con espacio amplio para los dedos. Estos cuidados a menudo resuelven el problema y evita la necesidad de un tratamiento posterior.
La primera medida a tomar cuando descubrimos la presencia de la desviación leve del primer dedo del pie hacia fuera, es el cambio del tipo de zapato por uno ancho que permita la distribución de los dedos sin mayor problema. Para reconducir la desviación del dedo producida por los juanetes, se pueden usar plantillas de fieltro, gomaespuma para proteger el juanete, o dispositivos para separar los dedos. Si el juanete empeora causando una deformación severa y produciendo dolor, puede ser necesario recurrir a una cirugía para realinear el dedo y eliminar la prominencia ósea.
Existen una serie de situaciones en las que debemos acudir a un especialista, como cuando a pesar de los cuidados del pie el juanete continua desarrollándose y causando dolor. También cuando el juanete nos impida realizar las actividades normales como caminar. Por último deberemos acudir al especialista cuando tengamos cualquier sospecha de infección, como enrojecimiento o inflamación, especialmente si la persona es diabética.
No lo olvide: pregunte siempre a su farmacéutico, él le informará sobre estas y otras cuestiones relacionadas con la salud y el medicamento.