La diarrea- considerada como un aumento en el peso diario de las heces por encima de los 200 gramos- es un problema sanitario que en alguna ocasión nos habrá afectado. Definida también como un incremento en el número, volumen y fluidez de las heces de una persona en relación con su hábito intestinal normal. Los factores más importantes que influyen en el peso y la consistencia de las heces son el tipo de dieta del paciente, los medicamentos ingeridos, el ejercicio, el estrés y el sexo al que se pertenezca.
 
La diarrea está considerada como un problema sanitario de alta mortalidad y morbilidad, especialmente en la infancia. Anualmente, mueren en el mundo unos 4 millones de niños menores de 5 años debido a esta enfermedad. En los países desarrollados, el 10 por ciento de los ingresos a los hospitales pediátricos se produce por esta causa. Los menores de 5 años presentan entre 1 y 2 episodios de diarrea al año, mientras que en los países en vías de desarrollo el número es de entre 10 y 20 episodios. Esto es debido principalmente al manejo inadecuado de los residuos y suministros de agua, a la ausencia de sistemas de refrigeración, hacinamiento, falta de higiene personal y difícil acceso a la asistencia sanitaria.

Tanto en niños como en adultos la diarrea se produce por infección. En un 70 por ciento de los casos el agente causal es un virus, en un 20 por ciento es bacteriano y en un 10 por ciento se trata de parásitos. Lo cierto, es que dependiendo de la cantidad y la especie de microorganismos ingeridos la diarrea será acuosa o inflamatoria. Entre los grupos más propensos a padecer la diarrea se encuentran los viajeros con destino a países en desarrollo, los consumidores de mariscos, varones homosexuales, pacientes con VIH, ancianos, personas que reciben quimioterapia y niños que asisten a guarderías.

La medida diagnóstica más eficaz es la realización de una historia clínica completa que incluya antecedentes personales, el contexto y la forma en que se produce la diarrea y la exploración física que en algunos casos puede requerir de exámenes complementarios. El tratamiento más importante, sin embargo, es la rehidratación por vía intravenosa y oral evitando los nutrientes que contengan lactosa.
 
No lo olvide: Pregunte siempre a su farmacéutico. Él le informará sobre éstas y otras cuestiones relacionadas. Y recuerde que la intervención farmacéutica supone una elevada garantía en el proceso global de adecuación, efectividad y seguridad de los tratamientos con medicamentos.