La obesidad es una enfermedad que se caracteriza por un aumento de la masa grasa que se traduce en un incremento del peso corporal. No todo aumento de peso es una obesidad, ya que se puede subir de peso por un incremento de la masa muscular, como sucede en los culturistas, o por una excesiva retención de líquidos, como sucede en las insuficiencias cardíacas, hepáticas o renales.
Ser obeso aumenta el riesgo de padecer cáncer de colon, recto y próstata. Asimismo, la obesidad favorece la aparición de hipertensión, aumenta las concentraciones de colesterol e incrementa el riesgo de padecer enfermedades articulares y digestivas. Además, el sobrepeso predispone con mayor frecuencia la aparición de complicaciones cardiovasculares y metabólicas.
La subida de peso es más predominante en las personas que practican una serie de hábitos tóxicos. La vida sedentaria y una alimentación hipercalórica basada en las grasas y el alcohol, suelen ser común entre los obesos. Muchas de estas personas además fuman y cuando deciden a abandonar el tabaco tienen más problemas para controlar el peso. Todo esto hace pensar que no sólo la alimentación es incorrecta, sino que además, la población está disminuyendo de forma muy importante su nivel de actividad física al realizar una vida sedentaria.
El tratamiento de la obesidad requiere un abordaje integral del paciente obeso. En muchas ocasiones puede suponer la actuación de numerosos profesionales sanitarios como el médico de atención primaria, endocrino, nutricionistas y psicólogos. En algunos casos, puede ser necesaria la colaboración de cirujanos generales y plásticos.
Cualquier tratamiento de la obesidad requiere en primer lugar una dieta equilibrada, que debe de ajustarse a la edad, actividad laboral, peso inicial, sexo y patología del paciente. La práctica de ejercicio físico acompañado de la dieta, es la manera más fácil de pérdida de peso en las personas obesas. La cirugía es otra forma de tratar la obesidad. Sin embargo, está indicada en los pacientes con obesidad mórbida que presenten complicaciones severas y en los que han fracasado los tratamientos anteriores.
Sin embargo, los tratamientos empleados no producen unos resultados muy favorables. Existe un 90 por ciento de fracasos, debido a que un período de 10 años, los pacientes suben de peso. Esto se explica en gran parte por la dificultad de cambiar los hábitos de vida de forma duradera. La prevención de la obesidad debería ocupar un lugar destacado en la lucha por reducir este factor de riesgo. Es fundamental plantear estrategias de prevención y promoción de salud con la finalidad de fomentar hábitos dietéticos más saludables y favorecer la práctica de ejercicio físico.
No lo olvide: Pregunte siempre a su farmacéutico. Él le informará sobre éstas y otras cuestiones relacionadas. Y recuerde que la intervención farmacéutica supone una elevada garantía en el proceso global de adecuación, efectividad y seguridad de los tratamientos con medicamentos.