El ardor de estómago, también denominado pirosis, suele deberse al reflujo gastroesofágico, que consiste en el paso del contenido gástrico al esófago, a través del esfínter esofágico inferior. En condiciones normales, los alimentos y el propio ácido del estómago no deberían retornar al esófago, ya que pueden lesionarlo.
Los síntomas más frecuentes son, la pirosis o ardores y la regurgitación. Los ardores se deben al paso del ácido desde el estómago al esófago. Se sienten en la boca del estómago, e incluso pueden llegar hasta la garganta, dependiendo de sí el ácido sube más o menos a través del esófago. La regurgitación consiste en el retorno de la comida o las secreciones ácidas del estómago a la boca. Aproximadamente un 5% de las personas presentan episodios de pirosis o ardores a diario, y un 40% al menos, una vez al mes. La enfermedad por reflujo esofágico aparece con más frecuencia en personas mayores de 60 años.
El reflujo puede cursar solo con manifestaciones sintomatológicas como pirosis o bien puede llegar a dañar la mucosa esofágica, originando esofagitis de menor o mayor intensidad. Dependiendo del grado de esofagitis, la mucosa esofágica puede mostrar desde una leve inflamación, hasta úlceras, lesiones más graves.
Si se presentan algunos de los síntomas típicos, probablemente el médico decida que con un tratamiento inicial es suficiente o, indicará la realización de estudios de diagnóstico complementarios para valorar en qué medida ha afectado al esófago. Los tratamientos para el reflujo gastroesofágico van desde una simple dieta y cuidados generales, hasta la administración de medicamentos y cirugía. Existen una serie de pautas generales a seguir, para corregir o modificar los factores que provocan o facilitan el reflujo. Así, es aconsejable comer despacio y evitar tumbarnos inmediatamente después de comer. Además, debemos evitar consumir alimentos con alto contenido en grasas, café, chocolate, alcohol, tabaco. Evitaremos además, utilizar prendas ajustadas y controlaremos el sobrepeso, lo que favorecerá la disminución de la presión abdominal. Suele ser bastante eficaz dormir con el cabecero de la cama ligeramente elevado.
Se consideran en principio dos opciones terapéuticas para el tratamiento del reflujo gastroesofágico, los medicamentos que suprimen la acidez gástrica y los medicamentos que mejoran el vaciamiento gástrico y aumentan la presión del esfínter esofágico inferior.
No lo olvide: Pregunte siempre a su farmacéutico. Él le informará sobre éstas y otras cuestiones relacionadas. Y recuerde que la intervención farmacéutica supone una elevada garantía en el proceso global de adecuación, efectividad y seguridad de los tratamientos con medicamentos.