Las úlceras son lesiones cutáneas que suponen la pérdida total de la epidermis. Al sanar dejan cicatriz. Si la ulceración es lineal se llama fisura. Si por el contrario, afecta a la mucosa, se denomina afta. Las lesiones secundarias a la destrucción de una ampolla y las úlceras de presión implican un riesgo de infección si no se cuidan, llegando en algunos casos a poner en peligro la vida del paciente.

Se estima que un 1% de la población sufre esta enfermedad y los costes sanitarios son bastante altos. Las úlceras se localizan generalmente en las piernas y su etiología es variada. La aparición de este tipo de úlceras puede deberse tanto a enfermedades cutáneas como sistémicas. La diabetes, por ejemplo, es una de las enfermedades sistémicas con las que más se relaciona la aparición de úlceras.

Antes de comenzar el tratamiento de las úlceras es necesario que el médico dictamine la causa de la enfermedad. Para ello, se precisa estudiar el historial clínico del paciente, los antecedentes familiares y personales y realizar un análisis clínico que descarte una enfermedad sistémica. Los tratamientos son diversos y varían desde la utilización de vendajes hasta el tratamiento quirúrgico.

En general, se aconseja dejar de fumar y reducir el consumo de alcohol. Además, existen medidas específicas según el tipo de úlcera. Si se trata de una úlcera venosa, se debe comprimir la parte de la zona afectada. La úlcera arterial requiere el establecimiento de la vascularización, a menudo a través de la cirugía. El tratamiento de las úlceras superficiales se limitará a la aplicación de apósitos, cremas protectoras y barreras líquidas. La limpieza de la zona y la eliminación del tejido lesionado es esencial para la curación de la lesión. En caso de hemorragia, ésta se controla mediante compresión o la aplicación de agua oxigenada.

El farmacéutico juega un papel importante para la prevención de las úlceras. Debe recomendar al paciente pautas de actuación, como evitar la fricción, la humedad o sequedad excesiva, la falta de higiene y la malnutrición, todos ellos factores que favorecen la aparición de úlceras. De cualquier forma, una úlcera cutánea requiere un diagnóstico médico conciso.

No lo olvide: Pregunte siempre a su farmacéutico. Él le informará sobre éstas y otras cuestiones relacionadas. Y recuerde que la intervención farmacéutica supone una elevada garantía en el proceso global de adecuación, efectividad y seguridad de los tratamientos con medicamentos.