Tras un periodo de incubación de 1-14 días, la COVID-19 (enfermedad por infección por SARS-CoV-2) cursa en la mayoría de pacientes con síntomas de infección respiratoria leve similar al resfriado común: fiebre, tos y dificultad para respirar, con posible diarrea y fatiga. Es también habitual la pérdida del sentido del gusto y del olfato.
En casos graves puede causar bronquitis o neumonía, síndrome respiratorio agudo y severo, fallo renal e incluso la muerte.
Por ahora, los únicos tratamientos autorizados por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios son el remdesivir y la dexametasona, si bien su uso sólo ha demostrado ser eficaz en pacientes con neumonía que requieran oxígeno suplementario.
En los pacientes con síntomas leves se recomienda un tratamiento sintomático con analgésicos antipiréticos, preferiblemente paracetamol, y asegurar un adecuado soporte vital manteniendo una correcta hidratación.
Por otra parte, se dispone de vacunas autorizadas por las autoridades sanitarias para la prevención de la COVID-19, que constituyen la forma más eficiente para reducir la mortalidad, así como los riesgos de hospitalización.